Elige los utensilios y materiales que vas a emplear: lápices, rotuladores, pinturas, goma de borrar, sacapuntas, pinceles, plantillas, papel de calco, compás y regla. Puedes utilizar como soporte el papel, lienzo, madera, o cualquier otro que tengas a mano.

El proceso de creación ayuda, sobre todo al principio:

  1. Primero se marca el centro.
  2. Se traza un círculo desde el centro y se tienen en cuenta los 4 puntos cardinales, que señalaran la líneas de simetría.
  3. Se dibuja un boceto a lápiz, marcando suavemente lo que se va a colorear
  4. Finalmente se empieza a pintar desde el centro hacia el exterior.

Existen dos técnicas principales para pintar un mandala: desde afuera hacia dentro cuando quieres conectar con tu  esencia, o desde adentro hacia fuera, cuando quieres exteriorizar tus emociones

Al terminar cada paso del proceso, es bueno contemplar el trabajo y descubrir qué sentido te sugiere lo que has hecho.

Sugerencias:

  • No busques la perfección. Solo trata de fluir con la intuición y disfrutar con la pintura.
  • Dibuja suavemente con el lápiz para que puedas borrar las líneas erróneas o sobrantes.
  • Puedes utilizar plantillas o papel de calco para repetir formas y que queden todas iguales.
  • Llena de color todos los espacios del soporte. El blanco también es un color, puedes utilizarlo para definir los espacios de luz.
  • Para empezar puedes colorear mandalas ya dibujados, te aportará los mismos beneficios y poco a poco te atreverás a realizar lo tuyos propios, basta con escuchar tu corazón y dejarte llevar.
  • Cuando esté terminado puedes interpretarlo para aprender más sobre ti. Lee más en la entrada, que pronto aparecerá en el blog sobre [Interpretar un Mandala].