El origen de los mandalas

La utilización de mandalas se remonta a tiempos muy lejanos.

En algunos monumentos megalíticos ya encontramos esta simbología en su propia configuración,  así es en las culturas precolombinas, en la pirámides egipcias…Existen papiros que muestran la utilización de mandalas dentro de las casas para crear ambiente de armonía o para transmutar la energía negativa en positiva.  

También se han encontrado vestigios de las civilizaciones druidas en España que utilizaban mandalas de diferentes formas y figuras.

En la civilización china encontramos varias formas de mandalas que incluso se utilizan en la actualidad, para atraer abundancia y prosperidad al negocio, para fortalecer la salud o proteger de las energías negativas del entorno.

Algunas tribus indias antiguas, hasta el día de hoy, continúan utilizando mandalas realizados con hilos de colores y plumas.

Los encontramos plasmados en distintas construcciones religiosas, como las estupras budistas y los templos cristianos, objetos de culto, libros y elementos de transmisión de enseñanzas.

Desde tiempos remotos, han sido utilizados por sabios y sacerdotes en sus rituales, meditaciones y sanaciones. Con los mandalas se han transmitido enseñanzas sobre una realidad mística, difícil de captar que a través de ellos se hace más accesible.

De este modo, la intención de cada cultura o civilización refiere una interpretación subjetiva: el individuo que lo contempla es quién le da el sentido, de acuerdo con su propia experiencia y realización espiritual.

Teniendo en cuenta que han sido utilizados en épocas, civilizaciones, sistemas de creencias y concepciones del Cosmos tan diversas, podríamos deducir que los símbolos llevan implícito un mensaje sensorial o intuitivo que contiene aspectos comunes y que actúan en las personas que los perciben respondiendo a un patrón o arquetipo universal.